COSAS DE LAS REGLAS PARA LA ORTOGRAFIA
HOLA!!!!! AQUÍ HAY MAS SOBRE LA ORTOGRAFÍA
A veces se planea la necesidad de reformar las reglas ortográficas con la pretensión de simplificar la escritura y eliminar, de paso, los errores ortográficos. Sin embargo, ni las propuestas resultan unánimes ni es seguro que su aplicación resulta unánimes ni es seguro que su aplicación resulte un éxito, pues se origina otro tipo de faltas.
Aparte de que no se debe, ni se puede prescindir de toda una larga tradición la escritura con arreglo a unas normas cumple un papel que va más allá de la presentación de los sonidos. Implica consecuencias morfológicas y léxicas y sirve para suprimir ambigüedades (por ejemplo, las diferencias de significado entre ha, del verbo haber, y a, preposición). Hay que pensar así mismo que la escritura actúa como un medio de contención de la evolución fonética, si no se fijasen reglas ortográficas muy claras y de uso común, la fragmentación del idioma resultaría un hecho inevitable, pues en cada comunidad se escribiría con arreglo a sus peculiaridades fonéticas. Esto no significa que no haya que abordar nuevas reformas. Todo sistema ortográfico es susceptible de mejoras, algunas novedades ortográficas podrían y deberían regularse de amanera muy sencilla: por ejemplo, reduciendo a una sola las dos formas de representación que admiten algunas palabras: acido/azimo, cebra/zebra, kiosco/quiosco etc., podrían simplificar, respectivamente, como acimo, cebra, quiosco, etc., sin oposición ninguna. Pero en otros casos más complejos las innovaciones deben establecer con prudencia y sin olvidar nunca que por ser la lengua un patrimonio común y su ortografía un mecanismo de cohesión entre los hablantes, no puede ser esta reformada sin un amplio consejo.
Para cualquier persona el conocimiento de la ortografía es una necesidad inseparable de su bagaje cultural. Igual consideramos vulgarismos propios de la lengua oral carnecería en lugar de carnicería o arradio en lugar de radio debemos considerar vulgarismo propios de la lengua escrita todo tipo de faltas de ortografía, tanto las que atañen al buen uso de las letras, como la que suponen errores u omisiones de acentuación y puntuación. Puesto que la ortografía enseña a escribir correctamente las palabras son un medio para expresar nuestro pensamiento, mostrar interés por corregir las propias faltas ortográficas no es sino un medio de mejorar nuestras posibilidades de comunicación con los demás. Aunque la ortografía española se a más fácil que la francesa o que la inglesa, su aprendizaje no siempre resulta tarea rápida. Los maestros que enseñan gramática suelen decir que la ortografía se aprende leyendo con atención y se conserva con la práctica reiterada e la escritura. Y tienen razón, pues las formas de las palabras escritas entran a la memoria por los ojos. Pero como no todos los individuos leen con la misma frecuencia ni con el mismo interés, muchos tienen problemas ortográficos.
Las reglas ortográficas constituyen una ayuda para todos aquellos que tengan errores de ortografía. Una ayuda relativa, pues si bien representan un intento de reducir a normas generales el uso correcto de las letras, no todos los problemas ortográficos pueden ser sistematizados. Es decir, hay muchas palabras cuya escritura no se atienen a regla alguna. Por ejemplo, los nombres propios; por eso podemos encontrar escrito igual Jiménez que Giménez, helena y Elena, Iriarte e yriarte, etc.
PIENSA EN LO SIGUIENTE....
A veces se planea la necesidad de reformar las reglas ortográficas con la pretensión de simplificar la escritura y eliminar, de paso, los errores ortográficos. Sin embargo, ni las propuestas resultan unánimes ni es seguro que su aplicación resulta unánimes ni es seguro que su aplicación resulte un éxito, pues se origina otro tipo de faltas.
Aparte de que no se debe, ni se puede prescindir de toda una larga tradición la escritura con arreglo a unas normas cumple un papel que va más allá de la presentación de los sonidos. Implica consecuencias morfológicas y léxicas y sirve para suprimir ambigüedades (por ejemplo, las diferencias de significado entre ha, del verbo haber, y a, preposición). Hay que pensar así mismo que la escritura actúa como un medio de contención de la evolución fonética, si no se fijasen reglas ortográficas muy claras y de uso común, la fragmentación del idioma resultaría un hecho inevitable, pues en cada comunidad se escribiría con arreglo a sus peculiaridades fonéticas. Esto no significa que no haya que abordar nuevas reformas. Todo sistema ortográfico es susceptible de mejoras, algunas novedades ortográficas podrían y deberían regularse de amanera muy sencilla: por ejemplo, reduciendo a una sola las dos formas de representación que admiten algunas palabras: acido/azimo, cebra/zebra, kiosco/quiosco etc., podrían simplificar, respectivamente, como acimo, cebra, quiosco, etc., sin oposición ninguna. Pero en otros casos más complejos las innovaciones deben establecer con prudencia y sin olvidar nunca que por ser la lengua un patrimonio común y su ortografía un mecanismo de cohesión entre los hablantes, no puede ser esta reformada sin un amplio consejo.
Para cualquier persona el conocimiento de la ortografía es una necesidad inseparable de su bagaje cultural. Igual consideramos vulgarismos propios de la lengua oral carnecería en lugar de carnicería o arradio en lugar de radio debemos considerar vulgarismo propios de la lengua escrita todo tipo de faltas de ortografía, tanto las que atañen al buen uso de las letras, como la que suponen errores u omisiones de acentuación y puntuación. Puesto que la ortografía enseña a escribir correctamente las palabras son un medio para expresar nuestro pensamiento, mostrar interés por corregir las propias faltas ortográficas no es sino un medio de mejorar nuestras posibilidades de comunicación con los demás. Aunque la ortografía española se a más fácil que la francesa o que la inglesa, su aprendizaje no siempre resulta tarea rápida. Los maestros que enseñan gramática suelen decir que la ortografía se aprende leyendo con atención y se conserva con la práctica reiterada e la escritura. Y tienen razón, pues las formas de las palabras escritas entran a la memoria por los ojos. Pero como no todos los individuos leen con la misma frecuencia ni con el mismo interés, muchos tienen problemas ortográficos.
Las reglas ortográficas constituyen una ayuda para todos aquellos que tengan errores de ortografía. Una ayuda relativa, pues si bien representan un intento de reducir a normas generales el uso correcto de las letras, no todos los problemas ortográficos pueden ser sistematizados. Es decir, hay muchas palabras cuya escritura no se atienen a regla alguna. Por ejemplo, los nombres propios; por eso podemos encontrar escrito igual Jiménez que Giménez, helena y Elena, Iriarte e yriarte, etc.
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